Reseña corta de Irving y Glasser (2019): “Mind‐wandering: A philosophical guide”

Mind‐wandering: A philosophical guide

El interés de los neurocientíficos y psicólogos en el flujo de la conciencia ha motivado la investigación en torno a la divagación mental (mind-wandering) (Callard et al., 2013; Christoff et al., 2016; Irving & Glasser, 2019; Smallwood, 2013). La visión estándar plantea que la divagación mental consiste en un pensamiento no-relacionado con la tarea o independiente del estímulo (task un-related or stimulus independent thought) (Antrobus, 1968; Giambra, 1989, 1995; McMillan et al., 2013; Smallwood & Schooler, 2006, 2015). Considere, por ejemplo, el caso de un estudiante. Su tarea es escuchar atentamente la lección de matemáticas, pues necesita aprobar el curso. Tras algunos instantes, sin embargo, recuerda espontáneamente varios momentos agradables con sus amigos, como viajes, bromas o fiestas. De modo que estos recuerdos constituyen un episodio de divagación mental. Aunque la visión estándar describe los episodios típicos de divagación mental, se trata de un marco inconsistente (Irving & Glasser, 2019).

La visión estándar es un marco inconsistente porque ocurren episodios de divagación mental que tienen relación con la tarea o los estímulos. De acuerdo con Irving y Glasser (2019), si se entiende una tarea como aquello que el agente está haciendo, entonces divagar mentalmente también sería una tarea. Asimismo, si la tarea es aquello que el agente hace con independencia de los episodios de divagación mental, de todos modos estos episodios podrían estar relacionados con la tarea. Considere nuevamente el caso del estudiante. Al ver algunas fórmulas complejas en la pizarra, en el flujo de su conciencia aparecen imágenes, ideas y recuerdos sobre los temas previstos para el próximo examen del curso, así como sus preocupaciones y deseos por aprobarlo. Este episodio de divagación mental estaría relacionado con la tarea y los estímulos en la medida en que las anotaciones en la pizarra y el examen son cuestiones relevantes para la tarea y las circunstancias actuales del agente. 

Irving y Glasser (2019) sostienen que la mejor teoría de la divagación mental es el marco dinámico (dynamic view). Este marco explica la divagación mental contrastando sus dinámicas de pensamiento con otros eventos mentales semejantes, como la abstracción intelectual, la rumiación obsesiva o el pensamiento creativo (Christoff et al., 2016). Por ejemplo, la abstracción intelectual involucra un curso fijo de pensamientos. El agente enfoca sus pensamientos en un objetivo epistémico, como construir un argumento para refutar una tesis. En cambio, la divagación mental involucra un curso de pensamientos que va de un tema a otro espontáneamente (Irving, 2016; Irving & Glasser, 2019).

A primera vista, parece que la divagación mental es un evento esencialmente pasivo; sin embargo, el asunto es más complejo, pues también hay episodios intencionales (Arango-Muñoz & Bermúdez, 2021; Irving & Glasser, 2019; Seli et al., 2016). En estos casos, el agente supervisa el curso de sus pensamientos para evitar que se enfoquen en un tema en particular. Es decir, el agente puede iniciar y mantener un episodio de divagación mental intencionalmente, pero, en última instancia, el curso de sus pensamientos permanece al margen de su control. Por lo tanto, la divagación mental es un evento activo y pasivo, aunque en diferentes sentidos. Es activo porque el agente puede divagar mentalmente intencionalmente; y es pasivo porque, una vez que el agente inicia el episodio, es incapaz de controlarlo (Irving, Manuscript; Irving & Glasser, 2019). 

Ahora bien, Irving y Glasser (2019) consideran que el análisis de la divagación mental involucra una discusión filosófica sobre las normas del pensamiento y la atención. Como se ha sugerido más arriba, hay dos formas básicas de pensamiento: el pensamiento que mantiene un curso fijo en un mismo tema, como la abstracción intelectual; y la divagación mental, que va de un tema a otro. El agente transita entre estas formas continuamente (Sripada, 2018). Sin embargo, la divagación mental suele ser valorada negativamente. Se le asocia con la pereza, la falta de carácter y la infelicidad. Además, las distracciones que el agente sufre por cuenta de estos episodios sugieren que es un evento con un alto costo cognitivo. A pesar de esta concepción negativa, también se ha encontrado algunos aspectos positivos. El más destacado es que la divagación mental facilita la creatividad y la apertura del agente a nuevas ideas, que usualmente pasa por alto cuando trata de mantener su atención en una tarea. Estos matices negativos y positivos también atañen a otro aspecto relevante en la discusión normativa: las cuestiones éticas (Irving & Glasser, 2019).

No hay un criterio bien establecido para determinar cuando el agente es responsable de las consecuencias negativas derivadas de divagar mentalmente, como distracciones recurrentes o accidentes. Sin embargo, Irving y Glasser (2019) consideran tres posibles criterios. El primero se refiere a las actitudes evaluativas arraigadas. Por ejemplo, mientras que el conductor de un vehículo podría divagar mentalmente por su desprecio a la seguridad, un científico podría hacerlo gracias a su pasión por la investigación. Es decir, estos episodios serían un reflejo de la personalidad del agente. El segundo corresponde a la omisión del control sobre los pensamientos. Si nada impide que el agente controle efectivamente sus pensamientos, pero permite que su mente divague, entonces sería responsable de las consecuencias por omisión. El tercer y último criterio es similar al anterior: corresponde a la intencionalidad. Si el agente inicia intencionalmente un episodio de divagación mental, entonces es el causante de sus consecuencias.

Para terminar, cabe mencionar que el marco dinámico clasifica la divagación mental dentro de una familia de pensamientos espontáneos, que incluye también al sueño nocturno y al pensamiento creativo (Christoff et al., 2016). Sin embargo, la divagación mental se ubica en una franja gris entre la pasividad y la actividad. El agente no puede controlar el curso de sus pensamientos durante un episodio de divagación mental, pero sí puede iniciar y mantener intencionalmente algunos de estos episodios (Irving, Manuscript; Irving & Glasser, 2019). En pocas palabras, a veces la divagación mental ocurre intencionalmente y no espontáneamente. En consecuencia, la ocurrencia de la divagación mental intencional sugiere un cambio en la clasificación de la divagación mental como pensamiento espontáneo.

Referencias

Antrobus, J. (1968). Information Theory and Stimulus-independent Thought. British Journal of Psychology59(4), 423–430. https://doi.org/10.1111/j.2044-8295.1968.tb01157.x

Arango-Muñoz, S., & Bermúdez, J. P. (2021). Intentional mind-wandering as intentional omission: The surrealist method. Synthesehttps://doi.org/10.1007/s11229-021-03135-2

Callard, F., Smallwood, J., Golchert, J., & Margulies, D. (2013). The era of the wandering mind? Twenty-first century research on self-generated mental activity. Frontiers in Psychology4, 891. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2013.00891

Christoff, K., Irving, Z. C., Fox, K. C. R., Spreng, R. N., & Andrews-Hanna, J. R. (2016). Mind-wandering as spontaneous thought: A dynamic framework. Nature Reviews Neuroscience17(11), 718–731. https://doi.org/10.1038/nrn.2016.113

Giambra, L. M. (1989). Task-unrelated thought frequency as a function of age: A laboratory study. Psychology and Aging4(2), 136–143. https://doi.org/10.1037/0882-7974.4.2.136

Giambra, L. M. (1995). A Laboratory Method for Investigating Influences on Switching Attention to Task-Unrelated Imagery and Thought. Consciousness and Cognition4(1), 1–21. https://doi.org/10.1006/ccog.1995.1001

Irving, Z. (2016). Mind-wandering is unguided attention: Accounting for the “purposeful” wanderer. Philosophical Studies173(2), 547–571. https://doi.org/10.1007/s11098-015-0506-1

Irving, Z. (Manuscript). Drifting and Directed Minds: The Significance of Mind-Wandering for Mental Action. https://doi.org/10.31234/osf.io/3spnd

Irving, Z., & Glasser, A. (2019). Mind-wandering: A philosophical guide. Philosophy Compass15(1), e12644. https://doi.org/10.1111/phc3.12644

McMillan, R., Kaufman, S., & Singer, J. (2013). Ode to positive constructive daydreaming. Frontiers in Psychology4, 626. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2013.00626

Seli, P., Risko, E. F., Smilek, D., & Schacter, D. L. (2016). Mind-Wandering With and Without Intention. Trends in Cognitive Sciences20(8), 605–617. https://doi.org/10.1016/j.tics.2016.05.010

Shepherd, J. (2019). Why does the mind wander? Neuroscience of Consciousness2019(niz014). https://doi.org/10.1093/nc/niz014

Smallwood, J. (2013). Distinguishing how from why the mind wanders: A process–occurrence framework for self-generated mental activity. Psychological Bulletin139(3), 519–535. https://doi.org/10.1037/a0030010

Smallwood, J., & Schooler, J. W. (2006). The restless mind. Psychological Bulletin132(6), 946–958. https://doi.org/10.1037/0033-2909.132.6.946

Smallwood, J., & Schooler, J. W. (2015). The Science of Mind Wandering: Empirically Navigating the Stream of Consciousness. Annual Review of Psychology66(1), 487–518. https://doi.org/10.1146/annurev-psych-010814-015331

Sripada, C. (2018). An Exploration/Exploitation Trade-off Between Mind-Wandering and Goal-Directed Thinkinghttps://doi.org/10.1093/oxfordhb/9780190464745.013.28

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