David Vanegas
vanegasm.david@gmail.com
Departamento de Psicología
Universidad de Antioquia
Recientemente se ha presentado un gran interés por el estudio del mindwandering, entendido como la tendencia que presenta nuestra mente a divagar sobre cosas que van más allá de lo que está presente en el aquí y en el ahora. Esto se ve reflejado en el número de publicaciones sobre el tema en los últimos años. Por ejemplo, Samuel Murray y sus colegas (En prensa) han encontrado que desde el 2016 se han publicado por año más de 100 artículos sobre el tema —habiéndose publicado 99 en lo que va del presente año. Lo anterior ha llevado a que se proponga que nos encontramos en “la era del mindwandering”(Callard, et al., 2013).
Se pueden señalar varios motivos por los cuales se ha presentado este creciente interés por el tema. Por un lado, está la aparente ubicuidad del mindwandering en nuestras vidas, ya que se ha estimado que pasamos entre un 20% y 50% del tiempo que estamos despiertos en episodios de mindwandering (Seli, et al, 2018; Killingsworth & Gilbert, 2010); y por el otro lado, están los elementos positivos y negativos que se han asociado a él, que van desde su papel en la creatividad y producción artística (Dobson, 2018), hasta ser considerado como una de las principales causas de accidentes automovilísticos (superado solo por el consumo de sustancias y el texting) (Yanko & Spalek, 2013, 2014).
Como tal, el término “mindwandering” es relativamente nuevo. Smallwood y Schooler (2006) lo propusieron con la intención de agrupar un conjunto de constructos bajo una sola etiqueta, para así fomentar y unificar su investigación. Entre estos constructos se contaba el “pensamiento no-relacionado con la tarea”, las “imágenes no-relacionadas con la tarea”, el “pensamiento independiente-del-estímulo”, entre otros. Y si bien, como se mencionó líneas atrás, el número de publicaciones en el tema ha ido aumentado, la etiqueta ha ido cobijando un conjunto cada vez mayor de constructos que presentan marcadas diferencias en términos de sus procesos y etologías, lo cual ha llevado a que se propongan diferentes subtipos de mindwandering.
Estos subtipos se han categorizado principalmente de tres maneras (Sheperd, 2019):
- La primera forma en la cual se han categorizado los episodios de mindwandering ha sido en términos de la relación que guardan con la intención del agente. Es decir, se ha propuesto que el mindwandering puede ser intencional o no-intencional (Giambra, 1995; Seli, et al, 2016).
- También se ha propuesto que se pueden categorizar los episodios de mindwandering en términos de la relación que guardan con los estímulos externos. Aunque se podría hacer también la distinción entre los estímulos externos que causan un episodio de mindwandering y aquellos que son producidos por procesos internos, independientes de cualquier estímulo particular (Stawarczyk, et al., 2013).
- Y, finalmente, se ha categorizado el mindwandering, no en términos de su contenido, sino de sus dinámicas. Lo que ha llevado algunos a caracterizarlo como un tipo de “pensamiento espontaneo” (Christoff, et al, 2016).
Podría parecer que estas caracterizaciones, en principio, podrían ser complementarias. Puesto que al igual que pueden presentarse ciertas diferencias, también se pueden presentar ciertos solapamientos. Es por ello que Paul Seli y sus colegas (2018) han propuesto que se debe concebir el mindwandering como un tipo de clase natural o natural kind, en el cual varios subtipos de mindwandering se agrupan en relación a las características que comparten con un prototipo central. Pero pensar en el mindwandering de esta manera no implica que se cierren las puertas a la posibilidad que futuras investigaciones revelen diferencias entre los diferentes subtipos de mindwandering, o que incluso se encuentre la necesidad de revisar y replantear el constructo (Christoff, et al, 2018).
Esto es un llamado a la labor conjunta de psicólogos y filósofos para poder avanzar en el estudio del mindwandering. La labor que podría asignársele a los psicólogos experimentales es el desarrollo de investigaciones en las cuales se afinen los aspectos metodológicos y operacionales con los que se estudia el tema (Murray, et al, En presa). Mientras que los filósofos podrían concentrarse, por un lado, en el refinamiento conceptual y teórico —labor que puede repercutir en la manera en la cual se estudia experimentalmente el tema, brindando heurísticos investigativos y explicativos (Metzinger, 2018). Y por el otro lado, los filósofos también pueden encargarse de la ponderación de las implicaciones que podrían acarrear las investigaciones en mindwandering, cuyos resultados parecen indicar que el “control cognitivo” es la excepción, no la regla (Metzinger, 2013), lo cual puede llegar a tener profundas implicaciones sobre temas que van desde la educación, pasando por la moralidad y llegando hasta el estudio de las teorías políticas (Metzinger, 2013, 2015, 2017, 2018).
Bibliografía
Callard, F., Smallwood, J., Golchert, J., & Margulies, D. S. (2013). The era of the wandering mind? Twenty-first century research on self-generated mental activity. Frontiers in Psychology, 4. doi:10.3389/fpsyg.2013.00891
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Christoff, K., Mills, C., Andrews-Hanna, J. R., Irving, Z. C., Thompson, E., Fox, K. C. R., & Kam, J. W. Y. (2018). Mind-Wandering as a Scientific Concept: Cutting through the Definitional Haze. Trends in Cognitive Sciences. doi:10.1016/j.tics.2018.07.004
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Giambra, L. M. (1995). A Laboratory Method for Investigating Influences on Switching Attention to Task-Unrelated Imagery and Thought. Consciousness and Cognition, 4(1), 1–21. doi:10.1006/ccog.1995.1001
Killingsworth, M. A., & Gilbert, D. T. (2010). A Wandering Mind Is an Unhappy Mind. Science, 330(6006), 932–932. doi:10.1126/science.1192439
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Seli, P., Beaty, R. E., Cheyne, J. A., Smilek, D., Oakman, J., & Schacter, D. L. (2018). How pervasive is mind wandering, really? Consciousness and Cognition, 66, 74–78. doi:10.1016/j.concog.2018.10.002
Seli, P., Kane, M. J., Smallwood, J., Schacter, D. L., Maillet, D., Schooler, J. W., & Smilek, D. (2018). Mind-Wandering as a Natural Kind: A Family-Resemblances View. Trends in Cognitive Sciences, 22(6), 479–490. doi:10.1016/j.tics.2018.03.010
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Smallwood, J., & Schooler, J. W. (2006). The restless mind. Psychological Bulletin, 132(6), 946–958. doi:10.1037/0033-2909.132.6.946
Stawarczyk, D., Cassol, H., & D’Argembeau, A. (2013). Phenomenology of future-oriented mind-wandering episodes. Frontiers in Psychology, 4. doi:10.3389/fpsyg.2013.00425
Yanko, M. R., & Spalek, T. M. (2013). Route familiarity breeds inattention: A driving simulator study. Accident Analysis & Prevention, 57, 80–86. doi:10.1016/j.aap.2013.04.003
Yanko, M. R., & Spalek, T. M. (2014). Driving With the Wandering Mind. Human Factors: The Journal of the Human Factors and Ergonomics Society, 56(2), 260–269. doi:10.1177/0018720813495280