Autoconocimiento sustancial

Diego Alejandro Aguirre
diego.aguirre4@udea.edu.co
Instituto de Filosofía
Universidad de Antioquia

Cassam, en su libro Self-Knowledge for Humans (2015), entiende por autoconocimiento toda comprensión de uno mismo, específicamente, la comprensión de nuestros propios estados mentales. Esto, idealmente, nos puede brindar la posibilidad de tomar decisiones informadas y vivir de acuerdo a nuestros valores y metas personales. Para Cassam el autoconocimiento es una habilidad que se puede perfeccionar a través de la reflexión y la práctica. Ahora bien, uno de los obstáculos que nos impide afirmar con total certeza que el autoconocimiento siempre es posible es que algunos de los objetos del autoconocimiento poseen algunas características que los hacen particularmente complejos de conocer. Si algunos de los objetos del autoconocimiento son más difíciles de conocer que otros, entonces podríamos hablar de grados de autoconocimiento y estos dependerán del nivel de dificultad para acceder de manera autónoma a un estado mental particular. Siguiendo esta línea de ideas, Cassam hace una distinción entre el autoconocimiento trivial y el autoconocimiento sustancial y los cataloga como dos extremos dentro del espectro del autoconocimiento.

Por una parte, el autoconocimiento trivial se refiere al conocimiento de información propia de fácil acceso como nuestro nombre, edad, profesión, gustos personales, etc. Este tipo de conocimiento es fácil de adquirir y no requiere mucha reflexión. Schwitzgebel, en su artículo Self-Ignorance (2011), llama «fairly trivial attitudes» o «actitudes bastante triviales» a este tipo de objetos del autoconocimiento y menciona un par de ejemplos: 1. la preferencia del helado de vainilla sobre el de chocolate o 2. la creencia general de que no llueve mucho en California en el mes de abril. Por otra parte, el autoconocimiento sustancial se refiere a tener una comprensión profunda de uno mismo. El autococimiento sustancial implica, por ejemplo, el conocimiento de nuestro carácter, valores, capacidades, emociones, anhelos, motivaciones, tendencias y limitaciones cognitivas. Estas actitudes parecen encontrarse en el extremo más sustancial del espectro, si lo vemos como una gradación entre lo que aplica como conocimiento sustancial y trivial. Este tipo de conocimiento es más difícil de adquirir y requiere un esfuerzo reflexivo mucho mayor que en el caso de las actitudes triviales.

El autoconocimiento sustancial posee diversas características, Cassam menciona diez. Resalta que estas características no buscan ser un conjunto de condiciones estrictamente necesarias y suficientes, sino una indicación aproximada del tipo de consideraciones que son relevantes para determinar si un tipo particular de autoconocimiento es más sustancial que otro, estas son:

1. Con el autoconocimiento sustancial siempre existe la posibilidad de error.

2. Existen obstáculos que dificultan la adquisición de un autoconocimiento sustancial. Algunos de estos obstáculos: la represión, el autoengaño, la parcialidad, la vergüenza.

3. Para saber que se tiene un carácter determinado hay que creer que se tiene ese carácter y puede ser difícil creerlo si el hecho de tener ese carácter está en contradicción con el concepto que se tiene de sí mismo.

4. El autoconocimiento sustancial puede ser cuestionado. Siempre va a haber espacio a la crítica y a la corrección tanto propia como ajena.

5. El autoconocimiento sustancial es corregible y esta característica está relacionada con el hecho de que no necesariamente contamos con la autoridad epistémica sobre los asuntos a los que se refiere.

6. El autoconocimiento sustancial no puede obtenerse empleando el método de transparencia. Específicamente porque los objetos del autoconocimiento sustancial no necesariamente atienden a razones.

7. El autoconocimiento sustancial se basa en evidencia. Si la pregunta es: ¿estás enamorado de x? La evidencia puede darse a partir de cómo es el comportamiento del individuo en presencia de x: ritmo cardíaco acelerado, sofoco, torpeza en los actos corporales, etc.

8. El autoconocimiento sustancial no puede darse sin esfuerzo cognitivo. No conocemos, sin más, nuestro propio carácter o actitudes, tenemos que averiguarlo reflexionando sobre las pruebas de comportamiento y sobre lo que otras personas dicen sobre nosotros.

9. El autoconocimiento sustancial, por una parte, no es psicológicamente inmediato (porque requiere esfuerzo cognitivo, a través del razonamiento o la inferencia), por otra, no es epistémicamente inmediato (porque depende de que tengas una justificación para creer en otras proposiciones de apoyo).

10. El autoconocimiento sustancial importa en un sentido práctico o, incluso, moral. No saber lo que nos hace felices puede derivar en que terminemos tomando decisiones erradas, por ejemplo.

El autoconocimiento trivial ha sido ampliamente estudiado por la filosofía de la mente, a diferencia del autoconocimiento sustancial, esto debido a las dificultades que supone este último. Aunque es cierto que el autoconocimiento trivial nos puede aportar entendimiento sobre cómo accedemos a información básica personal y esto nos permite crear un derrotero inicial sobre el autoconocimiento en general, parece que funge más como una etapa inicial o preparatoria que permite incursionar en el estudio de un tipo de autoconocimiento que nos es mucho más complejo, pero más íntimo en cuanto a lo que trata. En definitiva, nos resulta más interesante y provechoso, por encima de saber si creemos que está lloviendo o cuál es nuestro helado favorito, saber si somos generosos, si somos racistas, si estamos enamorados o si un cambio de trabajo o de carrera nos haría bien. Parece evidente que, en cuestiones éticas, el estudio del autoconocimiento sustancial es mucho más útil y provechoso que el estudio del autoconocimiento trivial. En el últimas, el autoconocimiento sustancial se ocupa de aquello que nos hace individuos imperfectos, pero, al fin y al cabo, humanos.

Referencias

Cassam, Q. (2015). Substantial Self-Knowledge. En Q. Cassam (Ed.), Self-Knowledge for Humans (p. 0). Oxford University Press. https://doi.org/10.1093/acprof:oso/9780199657575.003.0003

Schwitzgebel, E. (2011). Self-ignorance. En J. Liu & J. Perry (Eds.), Consciousness and the Self: New Essays (pp. 184-197). Cambridge University Press; Cambridge Core. https://doi.org/10.1017/CBO9780511732355.009

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