Sesgos cognitivos y actitudes mentales

Diego Alejandro Aguirre
diego.aguirre4@udea.edu.co
Instituto de Filosofía
Universidad de Antioquia

En los años setenta el abordaje de los sesgos cognitivos transformó el estudio de los juicios humanos frente al riesgo y la incertidumbre. Desde que Kahneman y Tversky (1973) introdujeron su enfoque sobre heurística y sesgos se produjo un desafío a los modelos de toma de decisiones que dominaban en la época y que eran estrictamente racionalistas. El enfoque de estos autores generó una amplia variedad de investigaciones en psicología y esto repercutió en el saber académico de otras disciplinas; como la economía, el derecho, la sociología, la medicina y las ciencias políticas (Cortada de Kohan, 2008). Algunas de estas abordan el impacto ético y social de los sesgos cognitivos en un esfuerzo por comprender y, en última instancia, combatir la discriminación y la desigualdad. Y es que son muchas las formas perniciosas y ubicuas de prejuicio que se perpetúan a causa de los sesgos cognitivos (Brownstein et al., 2020; Krickel, 2018; Mandelbaum, 2016). En este texto se tratarán dos nociones de sesgo: el implícito y el explícito, con el fin de examinar si el sesgo implícito es inconsciente o no desde la perspectiva de Krickel.

Para Ávila los sesgos implícitos son un tipo de estados psicológicos no conscientes que condicionan nuestras percepciones, actitudes y comportamientos hacia ciertos grupos sociales (Ávila Cañamares, 2020). Krickel define los sesgos implícitos como la disposición a comportarse o a pensar de cierta manera injusta o injustificada y que, a su vez, se fundamenta en actitudes implícitas. En psicología el término actitud se refiere a evaluaciones, gustos o disgustos hacia diferentes tipos de entidades tales como objetos, sujetos, grupos de objetos o grupos de sujetos (Krickel, 2018). La actitud puede ser implícita o explícita y, generalmente, ambas se pueden definir por su metodología de medición. Las actitudes explícitas se miden pidiendo abiertamente a un sujeto que piense conscientemente sobre sus actitudes y las informe. Así, las actitudes explícitas son gustos o disgustos que una persona puede expresar cuando se le solicite y, por lo tanto, de los que la persona es consciente. En cambio, para determinar las actitudes implícitas es necesario contrastar las actitudes explícitas con los resultados de alguna prueba de actitudes implícitas.

El método IAT (Implicit Association Test) es el método más popular para medir las actitudes implícitas. En esta prueba, por ejemplo, los nombres o imágenes típicos de personas negras o blancas se combinan con palabras con valencia positiva o negativa como: «bueno», «hermoso», «malo», «peligroso». Se pide a los sujetos que respondan lo más rápido posible presionando un botón, sin cometer demasiados errores, a distintos tipos de relaciones entre los nombres e imágenes y las palabras con valencia positiva o negativa. Si el sujeto tarda más en reaccionar a las palabras positivas cuando se combina con caras negras que cuando se combina con caras blancas, esto se interpreta como una indicación de que el sujeto tiene una actitud negativa hacia las personas negras.

Ahora bien, si presuponemos la definición de la actitud implícita y explícita de acuerdo a sus respetivos métodos de medición, uno puede caracterizar las actitudes implícitas en términos de un desajuste entre los resultados de una prueba explícita y su correspondiente prueba implícita, es decir, si no coincide la actitud explícita del sujeto con el resultado de una prueba de actitudes implícitas que se le realice, en este caso el IAT. Es este desajuste entre actitud explícita e implícita lo que lleva a muchos psicólogos y filósofos a pensar en las actitudes implícitas que subyacen al sesgo como inconscientes. El argumento que sustenta esta afirmación de lo inconsciente parece ser una inferencia a la mejor explicación: la mejor explicación del por qué las personas muestran una actitud implícita en un IAT u otra prueba implícita, mientras no muestran esta actitud en sus informes explícitos, es que estas personas no son conscientes de las actitudes que causan sus comportamientos en la prueba implícita (Krickel, 2018).

A pesar de lo anterior, un estudio de Hahn y colaboradores (2014) negó que las actitudes implícitas son inconscientes. Los autores plantearon que las actitudes implícitas, de hecho, se sienten y el sujeto puede acceder a ellas por medio de la introspección y, además, ofrecieron una explicación al desajuste entre las actitudes implícitas y explícitas. Esto se desarrolló a través de la explicación CIA (Cognitive Inconsistency Approach). Las actitudes implícitas inducen reacciones afectivas que se pueden sentir, ya que vienen con una determinada fenomenología. Así, las actitudes implícitas son accesibles conscientemente a través de las reacciones afectivas que inducen. Además, esta explicación es compatible con el hecho de que en las pruebas IAT los sujetos no mencionan o no hacen explícitas sus actitudes implícitas. Según Hahn y colaboradores esto se debe a que, en ocasiones, la actitud implícita es incompatible con la información disponible en el sistema reflexivo del sujeto, lo que conduce a un rechazo de la actitud implícita, esto corresponde a la explicación del desajuste entre actitudes implícitas y explícitas.

Krickel tiene una objeción a la explicación CIA: incluso si el estudio de Hahn y sus colegas logra mostrar que el sujeto puede, en principio, hacer introspección de sus actitudes implícitas, también sugiere un aspecto adicional, los sujetos no eran conscientes de sus actitudes implícitas antes del experimento. Los sujetos se sorprendieron o, incluso, se escandalizaron después de darse cuenta de sus actitudes implícitas (como lo muestra incluso el mismo estudio de Hahn) (Krickel, 2018).

Para defender la hipótesis según la cual las actitudes implícitas son inconscientes y, además, para explicar el desajuste entre actitudes implícitas y explícitas Krickel recurre a la noción freudiana de represión. Vale la pena aclarar que la noción de represión que trata Krickel en su artículo es un neoconcepto freudiano que se distancia, en parte, de la noción de represión de Freud. En primer lugar, Krickel no plantea el concepto en el marco de los dos aparatos psíquicos de Freud, a saber, la primera tópica (inconsciente, preconsciente, consciente) y la segunda tópica (ello, yo, súper yo). Cuando Krickel se refiere a «lo inconsciente» y «el ego», para explicar el mecanismo represivo, lo hace de manera diferente a como Freud concibió «el inconsciente» y «el yo». Aclarar esta diferencia excede el propósito de este trabajo, así que remito al lector a consultar estos conceptos desde la mirada freudiana y, si desea, contrastarla con la de Krickel.

En segundo lugar, Krickel se vale de algunos conceptos de la psicología cognitiva actual para explicar la represión, entre ellos: consciencia fenoménica, atención, control de acción y categorización. Usa el término consciencia fenoménica para referirse al carácter fenoménico de los estados mentales tales como sentimientos, emociones, estados de ánimo y dolores. Esta noción de represión afirma que esta consiste en diferentes formas de volver inconscientes determinados estados de consciencia fenoménica. Por lo tanto, los tres conceptos restantes, a saber, atención, control de acción y categorización, se caracterizan con respecto a cómo se relacionan con los estados de consciencia fenoménica. Un estado fenoménicamente consciente puede ser inconsciente en el sentido que no está en el foco de atención, en el sentido de que se clasifica incorrectamente en al menos una de cuatro dimensiones: “tipo”, “objeto intencional”, “valencia” o “propietario” y, finalmente, un estado fenoménicamente consciente puede ser inconsciente en el sentido de que provoca acciones impulsivamente sin el control deliberativo del agente (Krickel, 2018, p. 11, 13)

En tercer lugar, Krickel coincide con Freud en que la represión es un mecanismo psicológico que tiene la función de defender al yo. La represión ocurre cuando alguien experimenta lo que se llama un conflicto interno. Este conflicto consiste en la incompatibilidad de ciertos deseos con las normas sociales interiorizadas por el sujeto y la autoimagen preferida. Con el fin de deshacerse de las emociones negativas y el impacto negativo en la propia imagen resultantes del conflicto interior, el sujeto reprime el deseo, creencias relevantes, emociones o recuerdos de los eventos que desencadenaron el conflicto. Según Krickel, las características del mecanismo represivo son cinco:

1. Las personas están motivadas a mantener pensamientos, sentimientos o recuerdos fuera de la conciencia porque la represión tiene el propósito de proteger al ego.

2. El intento de mantener el material fuera de la conciencia es en sí mismo un proceso inconsciente porque el sujeto no sabe que está reprimiendo.

3. Las personas logran eliminar el material no deseado de la consciencia. Es un acto de remoción, debido a que el material era consciente en algún momento cuando se creó el conflicto interno.

4. El material, una vez eliminado de la consciencia, todavía existe en la memoria y continúa influyendo en los pensamientos, sentimientos o comportamientos de la persona. A veces, provocándole síntomas neuróticos u otras conductas menos patológicas.

5. El material es recuperable, es decir, el sujeto puede tomar consciencia de ello si se eliminan las fuerzas represivas. El conflicto se resuelve volviendo consciente dicho material, de lo contrario la terapia psicoanalítica sería inútil.

Para Krickel, las personas se sorprenden y conmocionan cuando se percatan de una actitud implícita propia porque, de hecho, no eran conscientes de dichas actitudes antes del experimento. Y no eran conscientes de estas actitudes porque el mecanismo de represión mantuvo al margen de la consciencia ciertos estados afectivos que entraban en conflicto con determinados deseos implícitos en su autoimagen o normas sociales interiorizadas. Debido al hecho de que el experimento llamó la atención de los sujetos de prueba sobre su afecto, el conflicto interno volvió a ser consciente y, por lo tanto, indujo sentimientos negativos, que se evidencian, por ejemplo, a través de la conmoción o el enfado. Parece concluyente, desde la perspectiva de Krickel, que los sesgos implícitos sí son estados mentales inconscientes, debido a que cuando se hace una prueba de actitudes implícitas a un sujeto, este se sorprende y conmociona cuando el resultado de la prueba no coincide con el resultado de su correspondiente prueba explícita. Esta sorpresa o conmoción, tal parece, evidencia que los sujetos no eran conscientes de sus actitudes implícitas. Así, Krickel refuta la tesis de Hahn y sus colegas que plantea que las actitudes implícitas inducen reacciones afectivas que se pueden sentir y, por ende, de las que el sujeto puede ser consciente. Hahn y sus colegas no pueden dar cuenta de la reacción particular del sujeto al percatarse de su sesgo implícito una vez realizadas las pruebas pertinentes y esto echa por tierra, según Krickel, su hipótesis.

Referencias.

Ávila Cañamares, I. (2020). Mujeres y filosofía. Ideas y Valores69(173), 9-36. https://doi.org/10.15446/ideasyvalores.v69n173.78354

Brownstein, M., Madva, A., & Gawronski, B. (2020). Understanding Implicit Bias: Putting the Criticism into Perspective. Pacific Philosophical Quarterly101(2), 276-307. https://doi.org/10.1111/papq.12302

Cortada de Kohan, N. (2008). Los sesgos cognitivos en la toma de decisiones. International Journal of Psychological Research1(1), 68-73. https://doi.org/10.21500/20112084.968

Hahn, A., Judd, C. M., Hirsh, H. K., & Blair, I. V. (2014). Awareness of Implicit Attitudes. Journal of Experimental Psychology: General143(3), 1369-1392. https://doi.org/10.1037/a0035028

Kahneman, D., & Tversky, A. (1973). On the psychology of prediction. Psychological Review80(4). https://doi.org/10.1037/h0034747

Krickel, B. (2018). Are the States Underlying Implicit Biases Unconscious? – A Neo-Freudian Answer. Philosophical Psychology31(7), 1007-1026. https://doi.org/10.1080/09515089.2018.1470323

Mandelbaum, E. (2016). Attitude, Inference, Association: On the Propositional Structure of Implicit Bias. Noûs50(3), 629-658. https://doi.org/10.1111/nous.12089

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