Tamizando actitudes políticas en baja resolución

Alejandro Hernández Ruiz
alejandro.hernandez@udea.edu.co
Instituto de Filosofía
Universidad de Antioquia

Es usual que las personas tengan una actitud de seguridad sobre aquello que dicen saber, como el funcionamiento de objetos, procesos o hechos; pero al solicitarles una explicación frente estas y otras cuestiones también es usual evidenciar una falta de conocimiento e impericia. Este fenómeno se denomina ilusión de profundidad explicativa (IPE). La IPE fue investigada inicialmente por Rozenblit & Keil (2002), quienes sentaron un precedente metodológico y conceptual en torno a los sesgos cognitivos. Sin embargo, Kruger & Dunning (1999) ya habían comprobado que las personas con bajas habilidades sociales o intelectuales tendían a sobreestimar sus conocimientos, y que no eran capaces de reconocer tales deficiencias justamente porque la habilidad para desenvolverse en situaciones sociales e intelectuales es la misma que se requiere para saber cuando uno está equivocado o tiene bajo rendimiento. Así, aunque Kruger & Dunning (1999) no fueron los precursores de la IPE, definitivamente se acercaron al fenómeno.  

La IPE se presenta en múltiples escenarios, por lo que podría repercutir directamente en asuntos sociales, como las actitudes y posturas que se toman frente a temas políticos. ¿Qué tanto pueden realmente las personas explicar sus consideraciones sobre asuntos políticos? Y más específicamente, ¿qué efecto tendría en ellas el ejercicio de dar explicaciones? Philip Fernbach et. al. (2013) trataron de responder a estas cuestiones. Se basaron en las investigaciones anteriores en sesgos cognitivos, especialmente en la metodología de Rozenblit & Keil (2002). Philip Fernbach et. al. (2013) diseñaron algunos experimentos (como ejercicios de decisión, clasificación y explicación) con la finalidad de constatar si la IPE se presenta en torno a temas políticos, y si tienen efecto las estrategias metacognitivas desarrolladas para su eliminación o mitigación.

Entre sus resultados, Philip Fernbach et. al. (2013) encontraron que al pedir a los sujetos que explicaran mecanísticamente cómo funcionaba algún asunto político (e.g. establecimiento de impuestos, relaciones internacionales, inmigración, seguridad social, entre otros) se producían dos situaciones: 1) notaban inmediatamente que sabían muy poco sobre el tema; 2) moderaban sus posturas tras comprobar su desconocimiento. Sin embargo, estas situaciones solo se producían si los sujetos ya mantenían una postura política moderada. No hubo efecto en los sujetos con una postura política extremista (Fernbach et al., 2013; Voelkel et al., 2018). De hecho, cuando se les pedía que enumeraran sus razones para tomar una posición frente al tema, no había moderación. Los investigadores sospechan que esto es así porque “pedir a las personas que provean de razones para su posición sobre una política puede hacer que selectivamente busquen argumentos de apoyo” (Fernbach et al., 2013, p. 940, traducción propia); es decir, buscan la manera de convencerse a sí mismos y a los demás de que su posición es correcta.

Por lo visto, conseguir que las personas moderen su confianza injustificada en asuntos políticos es muy difícil, lo que se aprecia especialmente cuando se les pide razones para mantener sus posturas. Al igual que los objetos de uso cotidiano, las situaciones políticas son sumamente complejas. Usualmente no nos percatamos de tal complejidad porque no nos interesa tanto saber cómo funciona algo, sino cómo podemos usarlo. (Rozenblit & Keil, 2002). Es imposible pretender conocer detalladamente cómo funciona cada objeto o situación. Esto nos llevaría a una constante parálisis al tratar de examinar todo lo que existe. Por tanto, es necesario que naveguemos el mundo con una suerte de imagen en baja resolución, un bosquejo funcional.

Ahora bien, este “bosquejo” podría terminar convirtiéndose en una imagen sobresimplificada, carente de profundidad explicativa. Esto es problemático porque podríamos construir una identidad alrededor de esta imagen superficial; y lejos de querer cambiarla trataremos, más bien, de robustecer cada vez más nuestros sesgos mediante la búsqueda constante de confirmaciones (Nickerson, 1998), además de otras personas con posturas semejantes (Brandt et al., 2014). Y si se trata de extremismos políticos, aquella búsqueda de confirmaciones y personas con posturas semejantes resulta aún más perniciosa para una sociedad democrática.

Como ha sido regular la eficacia de las estrategias utilizadas para hacer notar la IPE a los sujetos (Rozenblit & Keil, 2002; Fernbach et al., 2013; Johnson et al., 2016), se necesita desarrollar mejores estrategias en el manejo de ese sesgo cognitivo. En el caso de las situaciones políticas  “punzar la IPE” (Voelkel et al., 2018) resulta benéfico; pero esto no elimina el sesgo en las personas, apenas tiene efecto en aquellos con posturas moderadas y ningún efecto en los extremistas. Para contrarrestar la IPE, coincido con Fernbach et al. (2013) en recurrir de manera adicional a una intensa educación de los ciudadanos en temas de política tal como lo propuso Fishkin (1991), ya que “el debate político puede ser mucho más productivo si los partidarios primero se embarcan en una substantiva y mecánica discusión sobre política antes de involucrarse en más acostumbradas discusiones sobre preferencias y posiciones” (Fernbach et al., 2013, p. 945, traducción propia).

Referencias

Brandt, M. et al. (2014). The ideological-conflict hypothesis intolerance among both liberals and conservatives. Current Directions in Psychological Science, 23(1), 27–34. https://doi.org/10.1177%2F0963721413510932

Fernbach et al. (2013). Political Extremism Is Supported by an Illusion of Understanding. Psychological Science, 24(6), 939-946.https://doi.org/10.1177%2F0956797612464058

Fishkin, J. S. (1991). Democracy and deliberation: New directions for democratic reform (Vol. 217). New Haven, CT: Yale University Press.

Johnson, D. R., Murphy, M. P., & Messer, R. M. (2016). Reflecting on explanatory ability; A mechanism for detecting gaps in causal knowledge, Journal of experimental Psychology, 145 (5), 573 – 588. https://doi.org/10.1037/xge0000161

Kruger, J and Dunning, D (1999). Unskilled and Unaware of It, How Difficulties in Recognizing One’s Own Incompetence Lead to Inflated Self-Assessments, Journal of Personality and Social Psychology,7(6), 1121 – 1134. https://doi.org/10.1037//0022-3514.77.6.1121

Nickerson, R. S. (1998). Confirmation bias: A ubiquitous phenomenon in many guises. Review of General Psychology, 2(2), 175–220. https://doi.org/10.1037%2F1089-2680.2.2.175

Rozenblit, L. & Keil, F. C., (2002). The misunderstood limits of folk science; An illusion of explanatory depth, Cognitive Science, 26(5), 521–562. https://doi.org/10.1207/s15516709cog2605_1

Voelkel, J, et al. (2018). I know that I know nothing Can puncturing the illusion of explanatory depth overcome the relationship between attitudinal dissimilarity and prejudice? Comprehensive Results In Social Psychology, 3(1), 56-78. https://doi.org/10.1080/23743603.2018.1464881

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