Reseña corta de Irving (2021): “Drifting and Directed Minds: The Significance of Mind-Wandering for Mental Action”

Drifting and Directed Minds: The Significance of Mind-Wandering for Mental Action

Según Irving (2021), los objetivos personales determinan causalmente el curso de los pensamientos desde tres instancias diferentes: la racional, en la medida en que llevan al agente a forjar nuevas creencias y comportamientos; la probabilística, porque justamente aumentan la probabilidad de que se enfoque en aquellos objetivos; y la reguladora, pues siempre se encuentra dispuesto a mantener dicho enfoque o recuperarlo las veces que sea necesario. De ese modo, los objetivos funcionan como “marcos fenomenológicos”. Es decir, los objetivos causan que el agente guíe su atención hacía el conjunto de información relevante para lograr tales objetivos. Imagine por un momento que observa una pintura. El marco separa la imagen de los elementos distractores del ambiente. De manera análoga, los objetivos causan que el agente guíe su atención hacia un espectro delimitado de experiencias; por ello, cuanto más específico sea un objetivo, tanto más cerrado será tal espectro (Irving, 2021). Por ejemplo, resolver un problema de matemáticas es un objetivo con un espectro más cerrado que escribir un libro de historia universal. Así pues, los pensamientos dirigidos a objetivos siempre son formas de atención o pensamiento guiado hacia un espectro cerrado de experiencias.

Ahora bien, la divagación mental consiste en un tren de pensamientos que va de un tema a otro sin un curso fijo. Este evento ocurre de forma espontánea o intencional. Los episodios espontáneos pueden ser trenes de pensamientos sin una conexión aparente: fragmentos de una conversación pasada, ideas sobre un próximo campamento de verano, antojos por una comida en particular, etc. O bien, trenes de pensamientos que el agente no guía pero versan sobre sus objetivos: las posibles respuestas de un examen, las alternativas ante un problema laboral, la lista de compras para el final del día, etc. En contraste, los episodios intencionales pueden ser trenes de pensamientos que el agente es capaz de iniciar sin ocuparse de su continuidad o término, como tratar de lidiar con el aburrimiento distrayéndose en ensoñaciones que fluyen libremente. O bien, trenes de pensamientos que procura mantener al margen de un curso fijo, como tratar de evitar que su atención se enfoque en el recuerdo de un evento reciente, independientemente de si es agradable o perturbador (Irving, 2016; Irving & Thompson, 2018; Irving & Glasser, 2019; Irving, 2021).

Debido a estos matices, es complicado establecer una definición de la divagación mental lo suficientemente satisfactoria. Sin embargo, Irving plantea que la divagación mental consiste en una forma de atención o pensamiento no-guiado (Irving, 2016; Irving & Thompson, 2018; Irving & Glasser, 2019; Irving, 2021). En este sentido, es un evento opuesto a los pensamientos dirigidos a objetivos. Esto sugiere, entonces, que la ocurrencia de episodios espontáneos de divagación mental que versan sobre objetivos es una contradicción.

A este respecto, Irving (2021) sigue los planteamientos de Davidson en torno a las causas de una acción. Davidson sostiene que los deseos y creencias del agente motivan causalmente sus acciones. El agente genera una actitud favorable hacia los medios que le permiten lograr un objetivo deseado (Davidson, 1963, 1970). Irving (2021) propone, por ejemplo, el caso de un examen de geografía. Si el objetivo del agente es aprobar el examen y cree, entre otras cosas, que pensar en las posibles preguntas y respuestas es un medio para lograrlo, entonces tenderá a pensar en ambos temas. Sin embargo, en el caso de la divagación mental el agente no guía sus trenes de pensamiento hacia un objetivo, sino que tiende espontáneamente a pensar en ellos (Irving, 2021). De ahí que los episodios de divagación mental que versan sobre objetivos no involucren una contradicción. La diferencia entre estos casos y los pensamientos dirigidos a objetivos estriba en el control del agente sobre sus pensamientos. En últimas, los objetivos personales del agente determinan causalmente los episodios de divagación mental desde las instancias racional y probabilística, pero no desde la instancia reguladora, pues el agente no guía el curso de sus pensamientos ni siente la necesidad de mantener ningún enfoque en particular.

Finalmente, Irving (2021) plantea que la ocurrencia de la divagación mental intencional ubica a este evento en una franja gris entre la pasividad y la actividad. El factor activo se aprecia en el meta-control que el agente ejerce sobre sus mecanismos atencionales cuando se resiste a guiar sus pensamientos (Irving, 2021). En específico, un episodio de divagación mental es intencional si los agentes, habiendo notado que sienten la necesidad de dirigir sus pensamientos en función de un objetivo, optan mejor por inhibir esta necesidad. Así, por extraño que parezca, los agentes se comprometen con formas de atención guiada de segundo orden en función de inhibir aquellas de primer orden. En cambio, el factor pasivo se aprecia como consecuencia del éxito de dicho meta-control. Una vez se han inhibido los mecanismos atencionales de primer orden, los trenes de pensamientos divagan libremente de un tema a otro (Irving, 2021). Por lo tanto, la divagación mental es intencional cuando el agente decide iniciar el episodio y supervisa su continuidad, pero el curso de los pensamientos conserva las mismas características de los casos espontáneos.

Referencias

Davidson, D. (1963). Actions, Reasons, and Causes. The Journal of Philosophy60(23), 685–700. https://doi.org/10.2307/2023177

Davidson, D. (1970). Mental Events (L. Foster & J. W. Swanson, Eds.; pp. 207–224). Clarendon Press.

Irving, Z. (2016). Mind-wandering is unguided attention: Accounting for the “purposeful” wanderer. Philosophical Studies173(2), 547–571. https://doi.org/10.1007/s11098-015-0506-1

Irving, Z. (2021). Drifting and Directed Minds: The Significance of Mind-Wandering for Mental Action. The Journal of Philosophy118(11), 614-644. https://doi.org/10.5840/jphil20211181141

Irving, Z., & Glasser, A. (2019). Mind-wandering: A philosophical guide. Philosophy Compass15(1), e12644. https://doi.org/10.1111/phc3.12644

Irving, Z., & Thompson, E. (2018). The Philosophy of Mind-Wandering. En The Oxford Handbook of Spontaneous Thought: Mind-Wandering, Creativity and Dreaming (pp. 87–96). Oxford University Press. https://doi.org/10.1093/oxfordhb/9780190464745.013.19

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