¿Funciona la estrategia dialéctica contra el relativismo epistémico? Parte 3. Reivindicación del relativismo

Dubian Cañas
dubian@filosoficas.unam.mx
Estudiante Asociado
Instituto de Investigaciones Filosóficas
UNAM

Supongamos que el dilema del absolutismo no funciona (parte 2), pero aceptemos que el análisis presuposicional sí lo hace. Concedamos entonces que es cierto que los métodos naturalistas son absolutos y permiten adjudicar entre creencias rivales. Con este as sobre la mesa, el absolutista puede apelar a dos tipos de desacuerdo para refutar el relativismo: (i) desacuerdo de primer orden (ej. en la ciencia o la vida ordinaria) y (ii) desacuerdo de segundo orden (ej. en epistemología, particularmente entre absolutistas y relativistas). Los desacuerdos de primer orden que admiten el análisis presuposicional servirían como contraejemplos a la doctrina relativista, donde al menos un contraejemplo sería suficiente para refutar el relativismo o limitar sus alcances. El desacuerdo de segundo orden (absolutismo vs. relativismo) serviría para zanjar la cuestión con el relativista, logrando la conversión de este último al absolutismo.

Frente a (i), alguien puede manifestar una preocupación metodológica: ¿es suficiente un solo contraejemplo para refutar una teoría filosófica? La filosofía analítica (que conozco) procede bajo dicho presupuesto metodológico. La formulación del problema Gettier y las aplicaciones de la semántica de mundos posibles al tratamiento de distintas cuestiones filosóficas son dos buenos ejemplos de su uso e importancia. En cualquier caso, la dificultad que surge aquí es la siguiente: el relativista también puede presentar ejemplos de desacuerdo que respaldan el relativismo. De modo que, si la negación del absolutismo es condición necesaria y suficiente del relativismo, un ejemplo de desacuerdo epistémico que admita un análisis relativista sería un contraejemplo al absolutismo epistémico. En efecto, un relativista diría que el “pluralismo” (la idea de que hay, ha habido o podría haber más de un sistema epistémico) involucrado en la formulación del relativismo “permite que el relativista sea altamente selectivo escogiendo aquellos sistemas o conjuntos (bundles) respecto de los cuales el relativismo aplica. Puede, por ejemplo, restringir su tesis relativista a sólo dos sistemas o conjuntos” (Kusch 2019b, p. 5). Así pues, no es para nada obvio que un solo contraejemplo conduzca a la refutación conclusiva del relativismo más que a la restricción de su dominio de aplicación, ni mucho menos que esa restricción sea un problema para el relativista. La restricción sería una dificultad grave cuando se exige que una teoría sea exhaustiva en el sentido de no admitir contraejemplos. Sin embargo, el relativista no está buscando ni postulando condiciones necesarias y suficientes del conocimiento. Su creencia en el relativismo es el resultado de la aplicación de métodos a posteriori de investigación. La demanda de una teoría exhaustiva no tendría lugar en la medida en que el relativismo no es una tesis establecida de manera a priori, sino precisamente a través de métodos naturalistas que siempre consideran ejemplares aplicados a un número finito de casos. El relativismo es un ejemplar más. Esta última observación nos lleva a considerar el segundo tipo de desacuerdo.

En relación con (ii), el relativista puede presentar el siguiente argumento:

a) El análisis presuposicional es correcto.

b) Si el análisis presuposicional es correcto, las creencias formadas por métodos naturalistas son epistémicamente superiores a las creencias formadas por métodos no naturalistas.

c) La creencia del relativista de que p (“el relativismo epistémico es correcto”) ha sido formada por métodos naturalistas.

d) Por lo tanto, la creencia de que p sería epistémicamente superior a cualquier creencia perteneciente al conjunto de creencias formadas por métodos no naturalistas.

Añadiendo:

e) La creencia del absolutista de que –p (“el absolutismo epistémico es correcto”) habría sido formada por métodos no naturalistas.

f) En conclusión, la creencia de que p sería epistémicamente superior a cualquier creencia que haya sido formada por métodos no naturalistas, incluyendo la creencia de que –p.

El relativista está muchas veces, pero no siempre, a la defensiva. Cuando un nuevo herbicida ha sido lanzado al mercado filosófico, su tarea consiste en mostrar que es un mal producto para la refutación conclusiva del relativismo. Si su tarea es exitosa, entonces encuentra una buena razón para seguir tomando el relativismo como una posición defendible y plausible. Pero esto no es toda la historia. El relativista también tiene argumentos directos a favor de su postura. La hierba por extirpar no le parece tan mala después de todo. Antes bien, está dispuesto a exhibir y explotar sus beneficios (por ejemplo, haciendo estudios de la ciencia). Su argumento positivo más fuerte es aquel que vincula el relativismo con el naturalismo, tanto en términos metafísicos (*) como metodológicos (**):

(*) “El conocimiento y la creencia, así como las prácticas de quienes conocen y creen, deben fundamentarse en el mundo natural y son todas ellas cosas susceptibles de explicación científica. La causa y el efecto, la materialidad, los límites del espacio y el tiempo, la evolución biológica, el funcionamiento del cerebro, la interacción de los seres humanos en sociedad, solo son cosas que representan el marco del pensamiento, incluyendo nuestro pensamiento sobre nosotros mismos, nuestro conocimiento y nuestra moralidad. Para el relativista, no puede haber nada trascendental en la narrativa del logro y fracaso humanos. Ni el conocimiento ni la moralidad pueden ser sobrenaturales. Ambos son fenómenos naturales y cualquier intento por evadir este hecho es caer en la superstición y el oscurantismo”. (Bloor 2007, p. 252)

(**) “He encontrado ocasionalmente una segunda línea de pensamiento contra el absolutismo. Se trata de una instancia de lo que los psicólogos cognitivos llaman ‘tool-to-theory-heuristic’ (Gigerenzer 1991). El punto de partida es la observación de que el no-absolutismo ha demostrado ser una herramienta altamente exitosa en historia, sociología y ciencias cognitivas de la ciencia. El éxito de esta herramienta necesita una explicación. Y la mejor explicación es que el no-absolutismo es la teoría correcta sobre el predicamento humano, tanto epistémico como moral. Así, el no-absolutismo no sólo es útil; es verdadero”. (Kusch forthcoming, pp. 17-8)

La vinculación del relativismo con el naturalismo sería suficiente para establecer las premisas c. y e. de mi argumento. El razonamiento es sencillo. El relativismo plantea que todo cuanto puede creerse en asuntos epistémicos y morales es relativo a algún parámetro natural y, por lo tanto, los métodos naturalistas son los adecuados para nuestros fines epistémicos. En contraste, los hechos absolutos (sobre los cuales sería posible para el absolutista adquirir creencia verdadera) “no han de entenderse por su naturaleza en términos de procesos ordinarios materiales, biológicos, psicológicos, sociológicos o históricos” (Bloor 2007, p. 255). Por su parte, los métodos naturalistas de los estudios de la ciencia “han mostrado que todos los sistemas de creencias están basados últimamente en causas locales y contingentes de la credibilidad” (Kusch forthcoming, p. 17). Así, la conclusión es que la creencia de que p está formada por métodos naturalistas y sería epistémicamente superior a cualquier miembro del conjunto de creencias formadas por alternativas no naturalistas, incluyendo –p.

El relativista ha encontrado entonces su propia movida dialéctica, que consiste en sugerir al absolutista la revisión de su creencia de que –p teniendo en cuenta que la creencia de que p ha sido formada por métodos naturalistas. Por supuesto, el relativista no tiene por qué aceptar el análisis presuposicional para dar crédito epistémico a los métodos naturalistas que emplea. La premisa b. de mi argumento sólo establece que el análisis presuposicional es condición suficiente del presupuesto naturalista. El relativista acepta el presupuesto naturalista siempre y cuando “objetivamente mejor” no signifique “absolutamente superior”. Para el relativista, el criterio de superioridad que los métodos naturalistas satisfacen es relativamente correcto en relación con su propio sistema epistémico y sería compartido por el sistema epistémico de absolutistas de la línea de Bland (2018) o Sankey (2010). En otras palabras, el relativista también cree que los métodos naturalistas son mejores que los métodos no naturalistas, pero para ello no necesita tener a la mano el presupuesto absolutista. En cualquiera de los dos casos (donde el argumento concede el análisis presuposicional como premisa condicional y donde no), el relativismo queda reivindicado. Me temo, por lo tanto, que se requiere trabajo adicional para mostrar que el absolutismo y el naturalismo sí pueden ir juntos, algo que es el corazón mismo de la estrategia dialéctica. Mala herba cito crescit!

Referencias:

Bland, S. (2018). Epistemic Relativism and Scepticism. London: Palgrave Macmillan.

Bloor, D. (2007). Epistemic Grace. Anti-relativism as Theology in Disguise. Common Knowledge, 13(2): 250-280.

Gigerenzer, G. (1991). From Tools to Theories: A Heuristic of Discovery in Cognitive
Psychology. Psychological Review, 98: 254-267.

Kusch, M. (2017). Epistemic Relativism, Scepticism, Pluralism. Synthese 194(12): 4687-4703.

_____. (2019a). Relativist Stances, Virtues and Vices. Aristotelian Society Supplementary Volume, 93(1): 271-291.

_____. (2019b). Introduction: A Primer on Relativism. In: M. Kusch (ed.). The Routledge Handbook of Philosophy of Relativism. New York: Routledge.

_____. (forthcoming). Relativism in the Sociology of Scientific Knowledge Revisited. In: N. Ashton, R. McKenna, K. Sodoma, & M. Kusch (eds.), Social Epistemology and Epistemic Relativism. New York: Routledge.

Sankey, H. (2010). Witchcraft, Relativism and the Problem of the Criterion. Erkenntnis, 72(1): 1-16.

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