Sebastián Mejía
jsebastian.mejia@outlook.com
Instituto de filosofía
Universidad de Antioquia
El año pasado, mi colega Sonia Panche publicó una interesante entrada en este blog. Con algo de curiosidad, decidí seguir la bibliografía citada y leer acerca de la hipótesis scaffolded Mind o “mente andamiada”. Con el ánimo de continuar la introducción iniciada por mi colega, esta entrada tiene el objetivo de ampliar la información acerca de la hipótesis que ella menciona pero no desarrolla, esto es, la mente andamiada.
La hipótesis de la mente andamiada sostiene que las capacidades cognitivas humanas dependen y han sido transformadas por diversos recursos naturales (Sterelny, 2010. p .472). Dentro de estos recursos naturales, la hipótesis de la mente andamiada considera las relaciones sociales y los artefactos técnicos como recursos que pueden ayudar en los procesos cognitivos.
Tal como adelantó mi colega en su entrada, la hipótesis de la mente andamiada difiere de la hipótesis de la extended mind o “mente extendida” propuesta por Andy Clark y David Chalmers (1998). Según la hipótesis de la mente extendida, las operaciones mentales no se hacen sólo dentro de la bóveda craneana pues existen maneras en las cuales se puede extender la cognición más allá de las paredes mentales. Por ejemplo, el uso de artefactos como el lápiz, el papel, las fichas del juego Scrabble y las reglas náuticas son casos de mente extendida puesto que permiten que las operaciones mentales se hagan afuera del cráneo del sujeto cognoscente. Además, vale la pena resaltar que no es sólo a través de los artefactos por los cuales las operaciones mentales se despliegan al ambiente. Los otros sujetos, la cultura, la educación y las comunidades científicas permiten que nuestra cognición no se confine a nuestra bóveda craneana.
Si bien ambas hipótesis resaltan el valor de la influencia del medio ambiente en los procesos cognitivos, la hipótesis de la mente extendida hace de los objetos externos partes fundamentales de la cognición (Sterelny, 2010. p .466). En este punto en particular, Sterelny crítica la hipótesis de la mente extendida puesto que ésta, al hacer los objetos externos partes integrales de los procesos cognitivos, conlleva a peligros de fiabilidad epistémica. Por ejemplo, piénsese en el mencionado caso de Otto, un sujeto con problemas de memoria que guarda sus recuerdos en su notebook. Según Sterelny, Otto podría correr el riesgo que un tercero intervenga en su notebook y afectar notablemente sus recuerdos sin darse cuenta. Lo anterior se debe a que desde la hipótesis de la mente extendida, las representaciones internas y externas se confunden. Sterelny propone que los objetos externos no hacen parte de la cognición, si no, más bien, ayudan a facilitar la competencia cognitiva. Así, pues, la hipótesis de la mente andamiada y la mente extendida no son hipótesis equivalentes como se podría pensar (Sterelny, 2010. p .473).
Ahora bien, la hipótesis de la mente andamiada se apoya en la teoría de los nichos de construcción para afirmar que el rol activo de los humanos transforma el medio ambiente para facilitar y mejorar nuestras habilidades cognitivas. La teoría de los nichos fue retomada por Kevin Laland, John Odling-Smee y Marcus Feldman (Laland, Odling-Smee, & Feldman, 2000) y propone que las actividades de un organismo transforman su medio ambiente para hacerlo un ambiente óptimo para su supervivencia. Por ejemplo, la actividad de construcción de nidos y madrigueras por parte de algunos animales se considera como un caso de modificación y construcción de nicho a nivel físico, pues estas actividades transformadoras permiten que los animales se protejan de los depredadores. Pero, la actividad de construcción y modificación de nichos va más allá que facilitar la supervivencia de los organismos vivos. Según Sterelny, los humanos difieren de los animales en la medida en que nosotros transformamos nuestro medio ambiente con fines epistémicos, como por ejemplo, mejorar el flujo e intercambio de información (Sterelny, 2010. p .470). Lo anterior, denominado por Sterelny como “agencia epistémica” (Sterelny, 2004), consiste en la modificación del ambiente para permitir que la información adquirida pueda ser heredada por las nuevas generaciones. Según Sterelny, los humanos tenemos la capacidad de construir herramientas como diarios y organizadores de actividades para facilitar nuestros problemas para recordar ciertos datos específicos. Y además, nosotros hacemos de los problemas cognitivos difíciles (como calcular largas sumas), problemas fáciles debido a la utilización de artefactos (p.ej, calculadoras). Además de la utilización de artefactos, Sterelny reconoce que es importante la transmisión del conocimiento mediante el aprendizaje social (p.6). De esta manera, artefactos y relaciones sociales permiten entender cómo es que nuestra cognición está andamiada, o lo que es lo mismo, ayudada por determinados soportes técnicos y ambientales.
En últimas, espero con esta entrada haber ampliado un poco la información acerca de importantes hipótesis ya ilustradas por mi colega.
Referencias
Clark, A., & Chalmers, D. J. (1998). The Extended Mind. Analysis, 58(1), 7–19.
Laland, K. N., Odling-Smee, J., & Feldman, M. W. (2000). Niche construction, biological evolution, and cultural change. Behavioral and Brain Sciences, 23(1), 131–175. https://doi.org/10.1017/S0140525X00002417
Sterelny, K. (2004). Externalism, epistemic artefacts and the extended mind. The Externalist Challenge, 239–254.
Sterelny, K. (2009). Novelty, plasticity and niche construction: the influence of phenotypic variation on evolution. In A. Barberousse, M. Morange, & T. Pradeu (Eds.), Mapping the Future of Biology. Evollving Concepts and Theories (p. 178). Boston: Springer.
Sterelny, K. (2010). Minds: Extended or scaffolded? Phenomenology and the Cognitive Sciences, 9(4), 465–481. https://doi.org/10.1007/s11097-010-9174-y