J. Sebastian Mejía Rendón
Universidad de Antioquia
Jsebastian.mejia@outlook.com
Me gusta leer sobre desarrollos tecnológicos. Me gusta sentarme a leer noticias sobre avances en nanotecnología, robótica, realidad virtual, casas inteligentes y viajes espaciales. Todos estos inventos tienen algo en común: todos son productos de nuestra técnica y sólo de ella ¿Pero, qué hay de los animales y de su técnica? ¿Acaso podrían los animales desarrollar cierto tipo de técnica?
Ciertamente, cuando uno revisa los estudios de caso u observaciones de la vida salvaje animal, se da cuenta que los animales tienen un nivel técnico muy complejo. Casi al punto de decir, que este nivel técnico es casi tan complejo como el nivel técnico humano. A propósito de lo anterior, se pueden resaltar dos puntos de convergencia y uno de divergencia:
Lo primero que se podría decir es que nosotros utilizamos las herramientas para extender nuestras capacidades físicas (Gehlen, 1993; Ortega Y Gasset, 1998; Parente, 2007). Pero esto, también, lo hacen los animales. Por ejemplo, estudios en cuervos de Nueva Caledonia (corvus moneduloides) han comprobado que estas aves son expertas en construir herramientas a partir de hojas y pequeñas ramas que modifican para extraer larvas de la corteza de un árbol (Hunt, 1996). Incluso, se ha registrado que los grajos (corvus frugilegus) son expertos en resolver problemas utilizando herramientas tal como lo hacen sus primos, los cuervos de Nueva de Caledonia (Bird & Emery, 2009). Esto sin lugar a dudas es evidencia en contra de algunos que los animales utilizan sólo sus secreciones, pelaje y garras como herramientas (Gould, 2007). Este caso muestra que los animales son expertos en fabricar y usar herramientas que no están directamente ligados a sus órganos biológicos.
Lo segundo que se podría decir es que si bien los humanos tienen una cultura, que algunos han llamado material (Broncano, 2008; Parente & Crelier, 2014), la discusión sobre cultura animal (Laland & Janik, 2006) sugiere que los animales también tienen cierto tipo de cultura material[1]. De acuerdo con algunos autores, la conducta de construcción y uso de herramientas parece responder más a prácticas culturales que factores ambientales (McGrew, Tutin, & Baldwin, 1979). Se ha registrado que la manera cómo los chimpancés del Mt. Assirik (Senegal) y los chimpancés de Gombe (Tanzania) usan palitos termiteros se debe a las preferencias culturales que tienen cada una de las comunidades de primates (ibíd. pp.205). Una prueba para ello son las variaciones que tiene una misma comunidad de chimpancés en cuanto a su modo de fabricación y uso de las herramientas (McGrew, 1998). Inclusive, se ha llegado a afirmar que estos comportamientos técnicos responden a conductas innovadoras, diseminadas o transmitidas a sus hijos, estandarizadas y difundidas (McGrew, 1992 pp.82). Así, por la evidencia, es posible hablar de cultura material animal.
Ahora bien, si en estos dos aspectos la técnica humana y la técnica animal convergen, quizá existe un aspecto en el cual estas técnicas divergen:
Lo tercero y último que se podría decir es que la dimensión cognitiva de la técnica humana es exclusiva de nuestra técnica. Según algunos autores, la exclusividad de la inteligencia humana radica en la capacidad de extender nuestras capacidades mentales a través nuestra interacción con el mundo (Clark & Chalmers, 1998; Dennett, 2000; Sterelny, 2004). Como afirman algunos, tal como extensión de las capacidades mentales se logra a través del uso de herramientas (calculadoras y notebooks) que ayudan a superar nuestras limitaciones cognitivas (Cruz & Smedt, 2007). Por ejemplo, el uso de ciertos videojuegos (Tetris) cuentan como un caso de uso de herramientas cognitivas, esto es, herramientas diseñadas para efectuar no un cambio en el mundo físico, sino, en nuestro “mundo” mental o cognitivo (Maglio & Kirsh, 1992). Esto sin lugar a dudas, es algo con lo que no cuentan los animales.
En últimas, esta entrada tuvo como objetivo de mostrar el otro lado de la técnica; la técnica animal. Así, la pregunta por la técnica animal resulta urgente para atacar la visión centralizada del fenómeno técnico como un fenómeno meramente humano (Spengler, 1932) o la decimonónica creencia que los animales, por no tener lenguaje, no tienen mente (Davidson, 2003), y por lo tanto no tienen la capacidad de elaborar una técnica.
Notas
[1] En filosofía de la técnica, el término cultura material se refiere a una cultura acumulativa o material que permite archivar información pragmática, es decir, nuestras distintas clases de herramientas transmiten información acerca de cómo resolver problemas.
Referencias
Bird, C. D., & Emery, N. J. (2009). Report Rooks Use Stones to Raise the Water Level to Reach a Floating Worm. Biology, 19, 1410–1414. http://doi.org/10.1016/j.cub.2009.07.033
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